18 de mayo de 2006

Casualidad



Es tiempo para el silencio de la mente, y los susurros del sentido.

Es para el perdón por lo que pienso, y el regocijo de saber que lo pienso, a pesar de todo.

Nunca he mentido después de medianoche.

Cada vez más intento apartar de mi lado lo evidente
por miedo a que la historia cambie de forma
y se pierda en mi memoria (tan volátil, tan esquiva, tan presente…)


Me agarro a la culpa como remedio a la locura.

Me sorprendo enumerando carencias y descontando minutos de vida a la luna.
Mientras, me acerco al final de la primera parte, cayendo… evitando volver al frío de mi tristeza, al gris de la mañana.

Pretendemos evitar que el cansancio venza,
para seguir soñando despiertos así,
entre palabras uniendo dos espacios
sin conexión aparente (tu mente, mi mente)

La casualidad, el círculo perfecto; las sorpresas que la noche guarda en forma de tópicos.

Y las conversaciones con el .

Mala forma de ver la propia ,
genial espejo en el que mirarla desde fuera.